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Cuando la mente necesita ayuda: cómo se complementan los fármacos y la psicoterapia

  • Foto del escritor: JUAN CARLOS  REZA BAZAN
    JUAN CARLOS REZA BAZAN
  • 20 oct
  • 2 Min. de lectura
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En los últimos años, hablar de salud mental se ha vuelto más común, pero aún persiste cierta confusión sobre el papel que juega la medicación en los procesos terapéuticos. ¿Cuándo es necesaria? ¿Qué hace realmente en nuestro cerebro? ¿Y por qué la psicoterapia sigue siendo esencial, incluso cuando el tratamiento farmacológico parece estabilizar los síntomas?


El impacto de los fármacos en la salud mental


Los tratamientos farmacológicos tienen como objetivo regular procesos bioquímicos y sinápticos que, en muchos casos, se encuentran desbalanceados por factores genéticos, ambientales o emocionales prolongados.


A través de diferentes mecanismos, los fármacos pueden:


  • Restablecer la comunicación entre neuronas (por ejemplo, equilibrando neurotransmisores como la serotonina, dopamina o noradrenalina).

  • Reducir la hiperactivación o inhibición excesiva del sistema nervioso, lo que ayuda a estabilizar el ánimo y disminuir la ansiedad.

  • Disminuir la intensidad de los síntomas cuando estos se vuelven insostenibles y dificultan la vida cotidiana.


Este apoyo médico no “cura” en sí mismo el malestar, pero abre una ventana de posibilidad: reduce la sobrecarga del sistema nervioso y permite que la persona tenga mayor disponibilidad interna para participar en procesos de cambio psicológico y relacional.


El papel del acompañamiento psicoterapéutico


Cuando los síntomas comienzan a estabilizarse, el acompañamiento psicoterapéutico se vuelve un espacio esencial para dar sentido a la experiencia. La terapia no busca “borrar” los síntomas, sino comprender qué los sostiene, qué intentan expresar y cómo pueden transformarse en formas más sostenibles de estar en el mundo.


En este proceso, bajar el volumen al sentido de “enfermedad” resulta fundamental. Las manifestaciones psicopatológicas no son solo fallas o defectos, sino intentos —a veces desbordados— de adaptarse, protegerse o sobrevivir. La terapia permite transformar ese intento en un ajuste más creativo, donde el individuo aprende a reconocer sus límites, ampliar su campo de elección y modular su manera de responder al entorno.


Hacia una conducta más sostenible y funcional


El objetivo no es eliminar completamente el sufrimiento, sino minimizar su impacto y reorganizar la experiencia de manera que se vuelva habitable. El trabajo conjunto entre medicación y psicoterapia puede ayudar a que el sujeto:


  • Desarrolle recursos internos de autorregulación emocional.

  • Integre nuevos modos de contacto con el entorno.

  • Encuentre un ritmo más flexible y coherente con su realidad actual.


En síntesis


El fármaco calma, la terapia transforma. Uno estabiliza los procesos bioquímicos; la otra reorganiza la experiencia humana. Ambos caminos, cuando se integran desde la colaboración entre médico, terapeuta y paciente, ofrecen una vía más completa y digna para disminuir el sufrimiento y recuperar el sentido de sí.


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